lunes, 4 de octubre de 2010

El líder indígena José Gualinga, del pueblo Kichwa de Sarayaku, en la Amazonia ecuatoriana, consideró que la sublevación que vivió la semana pasada el presidente del país, Rafael Correa, no fue un intento de golpe de Estado, sino un "show".
"Fue un paro de la policía que protestaba contra una ley que reducía sus salarios. Y esa situación fue aprovechada por los grupos más reaccionarios para debilitar al Gobierno, pero en realidad no es un intento de golpe de Estado, es un "show", afirmó Gualinga ante un grupo de periodistas extranjeros.
El líder indígena, en París con motivo de la presentación de un proyecto de defensa de la biodiversidad y del medio ambiente en Sarayaku, dejó bien claro que su pueblo no apoyaba esta sublevación.
"No hemos apoyado a la policía. Es la ley contra la ley, una reacción por los salarios. Nuestra lucha, la de los pueblos indígenas, no es por un salario, es para establecer una democracia, un Estado plurinacional, un diálogo y de cambiar de una política extraccionista a una política del 'sumak kawsay' (el buen vivir)", comentó Gualinga.
En este sentido, expresó su malestar por las políticas que está llevando a cabo el Ejecutivo de Correa al frente de Ecuador, a pesar de que le brindaron su apoyo durante la campaña electoral por ser "un hombre joven y dinámico" y por las promesas sobre la ampliación de derechos de los indígenas.
"Lamentablemente, no ha cambiado mucho. Con su tesis de revolución ciudadana responde a las sociedades organizadas en la ciudad, y no recoge la cosmovisión de los pueblos originarios, que siempre hemos reivindicado el respeto a la particularidad y a la diversidad", afirmó sobre un tema que considera "delicado" de tratar.
Gualinga se encuentra en París presentando el proyecto ambiental "Frontera de vida, camino viviente", para preservar la riqueza de la biodiversidad y la cultura de Sarayaku y crear "un espacio de diálogo" para encontrar soluciones a la crisis social y medioambiental que sufre el planeta.
Se trata de sembrar cada 4 kilómetros entre 26 y 30 plantas que florecerán dentro de 20 años para establecer un camino de 350 kilómetros que se podrá ver desde el cielo.
Este camino simbolizará "un límite imaginario de flores y un muro humano" para evitar que las grandes empresas se adueñen del medio ambiente para llevar a cabo sus proyectos.
"La frontera es muy frágil, porque si las multinacionales aplican la fuerza pueden entrar. Simplemente es un símbolo, que crece como las flores, para decir: aquí estamos", explicó.
Guaringa indicó que no quiere que el proyecto Yasuní ITT, apadrinado por el Gobierno ecuatoriano y que consiste en conservar intacto una parte del parque natural Yasuní a cambio de que los países más contaminantes aporten dinero para evitar su explotación petrolera, convierta a su pueblo "en la cruz" y se lleven a cabo allí las extracciones.
Explicó que el Gobierno debe buscar otro tipo de explotación del territorio en lugar del petróleo, como el turismo o la educación, pese a admitir que Ecuador es un país petrolero, por lo que debe "optimizar" los pozos que ya tiene en marcha pero no ampliarlos.
"Hasta hoy el proyecto petrolero sólo ha traído el desastre económico, social, ambiental e impactos que no se pueden reparar. Contaminación de ríos, enfermedades... es mejor cambiar, es posible otra economía", señaló.
El pueblo de Sarayaku lleva más de 30 años de resistencia pacífica contra la degradación del medio ambiente y recientemente han alcanzado más notoriedad a raíz de las comparaciones con los protagonistas del film "Avatar", aunque Gualinga no quiere hacer paralelismos porque en su pueblo no hay "ficción".

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